domingo, junio 05, 2011

Chapter XVII: Keep pushing.

05/06/11

Cologne, Germany. 21:18.

Mood del momento:

Fueron 2 conexiones de tren desde Estrasburgo para llegar a Colonia, en un viaje donde realmente no tuve espacio para comodidad alguna, pues el tren ya iba lleno, por lo que no alcance reservación para un asiento asignado y por lo tanto tuve que viajar tirado al suelo del vagón junto a la puerta de salida. "Pas de reservation monsieur" como olvidarlo!!


Pero no era el único, ya que a los pobres ingratos viajeros que nos tocó dicha suerte nadie nos dijo que ese día era feriado en Francia y Alemania, y todos decidieron viajar ese mismo día, y al parecer en el mismo tren que yo. Aun así, las 2 horas y cacho se pasaron rápido, más cuando viajas a casi 300km/h con panorámicas de postal y un sublime y persistente olor a café, y a la 1:05pm en punto estaba bajándome del tren como estaba previsto, y sin titubeo alguno, mi pulido instinto de supervivencia me llevó directamente al que supuse sería nuestro punto de reunión en la estación.


Esperaba este momento y esta sensación durante muchísimo tiempo, y ya saboreaba las mil maneras diferentes en las que podría ser ese reencuentro con Nicky, Anna y Giulia...


- Nicole siempre fue mi ejemplar en Paris, la mamá de los pollitos en muchos casos al tirarnos todos al traste y a la perdición en noches etílicas, pues por su estatura y carácter siempre daba de que temer a los extraños; de mis primeras amigas con las que me topé y congenié en EF al llegar cuando me fue presentada por Esteban, siendo también de las pocas testigos de mi última noche parisina cuando fui absorbido por drogas tipo C por mi delirio de despedida, y desde que puse un pie en la residencia ha sido mi mejor guía y repertorio de lo que puedo y debo esperar de los europeos/as con un tono contundente y realista.


Siempre tiene una respuesta para todo, incluso 2 o 3, además sabe impecablemente todo el flamante argot de nuestras malas palabras. Y como a toda suiza de vocación y corazón, le encantan los postres, y vaya que siempre me sorprende con algún exhuberante postre o chocolate recién horneado de sus tierras. Estuvo conmigo en malos tragos y siempre encontraba la forma de hacerme sonreir, "Come on, smile sweety", un gesto que llevé siempre grabado posteriormente, y a corto plazo ya había incorporado tácitamente en mi vida para toda ocasión. :)


Anna, una alemana de orgullo nacional como el 99% de los alemanes, sensata, sentido del humor inteligente, sarcástico y desarrollado, en donde muchas veces basta el puro contacto visual para comunicarnos sin redundancia, asi como me gusta, hospitalaria y de noblísimos gestos, divertida, no le tiene miedo a la lente, siempre tiene una cara diferente para cada foto, una de esas amigas que todos deben tener de este lado del mojadero me cae de madrecitas.


La relación con ella fue evolutiva, ya que eventualmente en EF fue tomando fuerza nuestra amistad, sobretodo en las ultimas semanas que tuvimos picnics diversos en Champ de Mars. Fue también de las testigos de mi aquella última noche haciéndole prometer que regresaría prontísimo, disculpa que ya le ofrecí en persona por mi demora, jojo.

Y no se alemán, pero si supiera creo que diría que tiene un acento muy marcado.


Giulia, mi apodada dutchie o delfie, definitivamente no es por fuera la típica holandesa, al menos no como las veía de escuincle en las etiquetas de lácteos empaquetados del súper, con grandes vestidos acampanados tejidos a mano, gorritos y canastas apañadas de queso y un molino detrás, pero tampoco es como alguna de las holandesas que he conocido antes. Diría más bien que es una versión postmoderna y vanguardista de Marilyn Monroe.


De bonitas facciones, aspecto chick, petulante, deshinibida e irreverente, es el alma del antro en toda ciudad, en toda noche, por algo debe ser manager de eventos sociales en Holanda. Definitivamente tiene un aura de gran predominio y potencial.


Por dentro tiene toda la tipica esencia holandesa y europea a grandes rasgos, pues a su relativa temprana edad es ya una mujersota independiente y sin miedos aparentes ante el mundo, rompió sus 4 paredes para viajar a donde ha querido, abre conversaciones sin miedo ni prejuicios con extraños en los bares, y claro, sabe defenderse sola aquí y allá, habiendo forjado ya una sofisticada óptica de la vida.


Y aunque en realidad no tuvimos mucho tiempo de conocernos antes, es bastante enriquecedor platicar con ella, pues tenemos perspectivas y convicciones similares, me ha dado muchas pistas de mi finalidad en este viaje que bien no he podido decifrar, "just keep pushing yourself into the limits", como bien lo dice. Y sí, a la larga esa tentación puede convertirse en una dulce adicción, una adicción de la cual estar bajo el efecto no es facil de controlar como es mi caso, por mi insaciable búsqueda de lo desconocido, del conocer y saber, y de afrontar miedos que probablemente no conozco. Ella es de las que saben perfectamente de lo que hablo, y claro está que todo esto da de que hablar con ella por horas. -


Pero bien, regresando a lo sustantivo, el encuentro con ellas en la estación fue explosivo, creo nunca vi a Nicky correr tan rápido desde nuestro primer contacto visual, ese momento significó rescatar muchas cosas de ayer que a la larga el tiempo se lleva, ninguno podía quitarse la sonrisa de encima. Salimos rebosantes de la estación, tomamos el primer taxi y nos fuimos todos al hotel, donde Nicky ya había hecho la reservación y tenía todo arreglado para rockear durísimo esa noche.


A estas alturas ya arrasamos con esta ciudad, hicimos turismo en cada lugar posible y no tan posible de Colonia, me hicieron probar platillos típicos de la región por doquier y tuve una cruda bastante crónica después de una noche de clubbing en las redondas con shots de "zambuka", intoxicación por la que no me puedo dar el lujo de volver a pasar.


Por el lado de la cultura sana, fuimos al zoológico, donde ellas se fueron vestidas como divas, (de ahi el apodo de Elfie Queen a Giulia), al museo del chocolate, y a varios monumentos locales, tuvimos constantes controversias y lecciones de alemán y de cortesía mexicana, ya que las europeas nunca aceptarán el hecho de abrirles la puerta como un gesto de cortesía, ya que "ellas lo pueden hacer", pero es y será una discusión interminable, pero aun asi, lo agradecen. ;)


Aunque debemos admitir que Guilia no pudo estacionar el coche a la primera, y tampoco sabía si ponerle Diesel o Super en la gas a su propio coche. Increíble que para llenar un tanque de gasolina aquí cuesta 90 euros, eso son unos 5 tanques llenos en Mexico, bendito sea Pemex y nuestros sindicatos (...Ok kidding).


Hoy es nuestra última noche aquí, estamos divagando de que manera cerrar con broche de oro pa no dejar cabos sueltos. Anna ya se fue ayer a su pueblo alemán por sus deberes, Nicky se va mañana después mediodía y yo probablemente me voy con Giulia manejando a Holanda para que me aviente en algunas vías del tren cerca de su pueblo. Hoy es por eso que se consuma un capitulo más aquí, y aunque estoy seguro que nos volveremos a ver, mierda, las voy a extrañar. Its time to go.


C'est la vie.


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