lunes, agosto 30, 2010

Chapter XIV: Sweet dreams, but home.

30/08/10

Privada Arboledas, Querétaro. 07:22am.

Mood del momento:

Comienzo de cero.


Despierto de madrugada y quiero bajar de la litera, busco las escaleras a medio sueño, izquierda, derecha y no las encuentro, me recuesto de nuevo sin hacer mucho ruido, hay más gente durmiendo. Tengo que salir temprano para aprovechar el día, además vendrán a asear la habitación, pero maravillosamente hoy no tengo check out. ¿Qué me falta ver aquí? Centre Pompidou? Tuleries? Jardines de Luxemburgo, Palacio de Versalles? Tengo que checar el mapa...


Estando aun somnoliento en cama pienso en lo que voy a pedir de desayunar en francés. 10 euros máximo, mmm ¿cómo se decía mermelada de moras?...

Busco mi reloj y cartera debajo de la almohada, mierda, no están!!!!!! Me levanto abruptamente abriendo los ojos todavía medio pegados...


Si, estoy en casa.


Vaya, "bonita" broma.

Difícil de digerirlo, con todas estas miles de historias encima. Ya mejor solo sonrío cuando preguntan.

¿A dónde fui? A ningún lado.

Aquí adentro.

A explorar un poco más de mi.

miércoles, agosto 25, 2010

Chapter XIII: Deep inside, yet.

25/08/10

Querétaro, México, 01:47am.

♫ Mood del momento:

Es difícil procesarlo, digerirlo, cuando se termina, en realidad no se acaba dentro de tí.


Porque dentro siguen esas imágenes, destellos, secuelas que quedaron adheridas en alguna parte de tus adentros.

Aun despiertas inmerso en la confusión, con esas mismas pupilas dilatadas, sedado por los mismos sueños, bañado en aquellos vestigios punzantes, enervantes, que buscan encontrar su realidad.


Y nadie lo sabe, nadie lo entiende, nadie sabe lo que piensas, lo que dices, o lo que quisieras decir, muchas veces no tiene caso, sobretodo cuando ya no encuentras receta alguna por preservar la utopía que alguna palpaste con tus propias manos.


No te conectas, quieres revivir, quieres creer, quieres unir esos dos mundos, en los que ahora sabes por ti que están dentro del mismo globo, unidos por un insaciable cielo azul y un montón de agua, que no es imposible, que los universos paralelos existen.


Te refugias, en el mismo cielo, en el sol y la luna, en las canciones, en tus memorias, en aquellas cosas comunes que te remontan, que te hacen seguir ahí, y no quieres, o no puedes dejarlo escapar.


Pero es así, ni las cientos de fotos, ni las historias contadas, ni letras como éstas lo saben con certeza, no le pueden dar el sentido justo a lo que una vez tuvo un presente, en tiempo y lugar.


Y te callas, y lo guardas, y prefieres soñar de nuevo, donde solo ahí estás más cerca.


C'est la vie.

martes, agosto 17, 2010

Chapter XII: Everything behind.

17/08/10

EF Paris. 11:38 am.

Mood del momento:

Y después de todo este tiempo, el nudo en la garganta no se hizo esperar. Por primera vez, de alguna manera, esas lágrimas eran de verdad. Estas paredes ahora solo guardan murmullos de lo que alguna vez fue.


Simplemente hay cosas que ni un montón de letras pueden revivir.



Tears of joy, tears of sadness. Tears are only words that need to be written, spoken, shared.

viernes, agosto 06, 2010

Chapter XI: Not a place anymore.

06/08/10

Miami Beach, Monaco. 5:37pm.

♫ Mood del momento:

Trust me, it's paradise. This is where the hungry come to feed. For mine is a generation that circles the globe and searches for something we haven't tried before.


So never refuse an invitation, never resist the unfamiliar, never fail to be polite, and never outstay the welcome.


Just keep your mind open and suck in the experience. And if it hurts, you know what? It's probably worth it.


You hope, and you dream. But you never believe that something's gonna happen for you. Not like it does in the movies. And when it actually does, you expect it to feel different, more visceral, more real.


I was waiting for it to hit me.


I still believe in paradise. But now at least I know it's not some place you can look for, 'cause it's not where you go. It's how you feel for a moment in your life, and if you find that moment... it last forever...



jueves, agosto 05, 2010

Chapter X: Gone with the wind.

05/08/10.
Gare de Nice, France. 2:13pm.
Mood del momento:

Después de unas veinti tantas ciudades, y de haber perdido todas mis conexiones de tren desde Roma, me recibe exhausto mi break point, una Niza sin precedentes, en la que no sabía que esperar, con notas
melancólicas de una ligera llovizna que cubría la mañana en la Costa Azul, quiza develando parte de lo que sería el resto del día.

No supe que esperar, porque como es habitual, ya nunca es necesario cuando cada día sorprende con algo diferente.
Te das cuenta que cuando buscas un lugar y lo encuentras es convicción pura, pero cuando el lugar te encuentra a ti sin pretenderlo, es un momento, y hay que saber masticarlo, y digerirlo de una manera justa. No hace falta explicar.

Así entonces llegué a la Costa Azul, fundido bajo la somnolencia y la embriaguez de lo atónito, de lo envolvente, sabiendo en el fondo que aun había más que palpar.

Y es entonces que la mañana no se hizo esperar. Fue aquel sueño al que me había dispuesto alguna vez lo que me levantó pasando ya el mediodía, y cuando leí su mensaje al lado de mi almohada constataba aquello que fingía pasar por alto, hasta ese momento. Supe que era real. Una vez más.

No esperé más. Salí a la estación que me vio llegar, como en tantos lugares, e inmediatamente aquella canción comenzaba a invadirme y propagarse dentro y fuera de mi.
Caminé despacio, a pasos sublimes pero firmes, saboreando el momento, dándole formato a esta parte de la película, dejándome empapar por la tibia llovizna, sin pretender nada en lo absoluto.

Mierda. En un instante perdí el aliento, se me cayó el alma a los pies...

Ahi estaba ella, a la par justo frente a mi, pero aun difusa entre la multitud, con un brillante bronceado mediterraneo que cubría su cuerpo a cada centímetro de piel. Me vio y sonrió de esa sola manera, remontándose a todos esos días. Nos acercamos entre insistentes pestañeos acariciando de nuevo la realidad, hasta que nos encontramos frente a frente y todos aquellos ayeres que pasamos juntos se dejaron ver en flashazos intermitentes que encandilaban el alma ya desprendida.

Enseguida, sin decir una sola palabra, solo nos abrazamos como aquellas veces, sustancialmente, congelando el tiempo. Podía notar el esfuerzo por contener sus lágrimas como lo habíamos prometido. Inmediatamente me dejé perder de nuevo en la adictiva quimera de su aroma, aquel que entre risas orgullosas siempre supo que era mi mayor debilidad. Qué días.

Fue ahi, en ese preciso momento cuando me di cuenta que era el principio del final, otra vez. Que todo este guión había sido predeterminado para cerrar el ciclo, una página más de una historia ahora incierta por tantas sorpresas y coincidencias. Pero ambos sabíamos que era definitivo.

El tiempo estaba ya encima, asi que nos encaminamos al puerto, recorrimos a pie lo que pudimos, como lo solíamos hacer. Atravesamos plaza Massena y nos dimos paso al majestuoso malecon de la costa azul. La llovizna seguía acompañando la odisea de nuestra despedida, algo raro de verse aquí, pero simbolizaba el cuadro perfecto para el momento.

Aun al llegar al puerto, alcanzamos a entrar a una cocina italiana para darle unos minutos a nuestra ultima pizza compartida, donde esperabamos el arribo de un Ferry colosal que se perdería a la vista, que la llevaría a la isla de Córsica, la misma que vio nacer a Napoleón.

Y así fue, no pasó mucho tiempo cuando estábamos ya en la línea de abordar. Las promesas consumieron los pocos minutos que nos quedaban, y sólo quedaba arrancar de mi cuaderno de las últimas páginas que le habían pertenecido durante todo este tiempo, y que ahora, llevaría con ella.

Increiblemente fue en ese momento en que cesó la lluvia, dando paso a un cielo abierto y radiante que enfatizaba los colores particulares del mar mediterraneo. A los dos nos hizo el día. Reímos por ultima vez.

Prometí despedirme hasta el último momento, hasta la última visión, como lo hizo ella en aquella estación parisina, y una vez que fue el momento de abordar solo quedaba decirle al oído aquella frase que remitía a la pequeñez de este mundo, y que nos había retado al reencuentro.

En cuanto subió las escaleras, caminé por todo el borde de la marina, hasta casi llegar al faro, donde culminaría este capitulo, donde solo quedaba ver la silueta desvanecerse en el vasto oceano.

Mientras se alejaba solo podía recordar. El navío se hacía cada vez más pequeño en la lejanía hasta que cabía entre las llemas de mis dedos, y me preguntaba como algo tan pequeño había dejado huellas tan grandes, y en relativamente poco tiempo.

Esperé todavía bajo el efecto de su perfume natural, acompañado de aquella canción que nos había dejado tantos momentos, hasta que finalmente se perdió en la infinidad de la nada, dejando a su paso las notas al viento de un adios sin pista alguna de otra ocasión.


C'est la vie.

"World's only as huge as the time it takes you to find that special someone, once again."