lunes, mayo 30, 2011

Chapter XVI: Rewind.

30/05/11

Strasbourg, France. 1:18am.

Mood del momento:



Casi el quinto día y aún recuerdo perfectamente la escena, una bonita bienvenida, fue un guión tipiquísimo de lo que pasa con esas historias con tintas polaroid clasificación A en un cliché parisino sin ser apañadas por Dreamworks, algo que todos los que vienen a esta ciudad por una racha tienen que vivir de una forma semejante.


Y esque desde el primer momento que bajé del avión tuve contacto de tercer mundo con terceras personas en un primer mundo. En migración vi por ultima vez a la señora que iba a mi lado en el asiento que iba a una boda en Versalles con su madre emocionadísima, le insistí que fuera a Mont St Michel y me despedí, y luego otra pareja de mayores de Boston que pareciera que habían esperado estas vacaciones por toda su vida por la forma en la que me lo platicaron.


Y bien, ya había recogido mi equipaje y dejado el área terminal del aeropuerto, y aproveché en el área del rer para convertir mis dos maletas a una e irme ligero y comodísimo a la ciudad a esperar a Clemente Jaques. Seguía a la espera del rer que me llevaría a mi aquella, idílica Gare du Nord, (que sobra mencionar antecedentes) e inmediatamente me percaté de que ella estaba más confundida que yo con las salidas y direcciones del rer, añadiendo que apenas si podía con su maleta para subirla al vagón.


- A ver amiga, te echo la mano?

- Hola! si gracias! español? eres de México???

- No se nota? Jaja (mi tipica risa obligada) sí, que coincidencia, ya tiene un buen rato que llegó el Aeromexico 05 y aquí me los topo de nuez, ubico a tu mama, estaba sentada en algun lugar delante de mi.

- Oh si, acaban de llegar mis papas a visitarme, pero yo no, yo estudio aquí, vine por ellos al aeropuerto; y tú a que vienes?

- Mmmhhh (si, fue un grande y tendido suspiro). Pues, en realidad no lo sé, disfruto y saboreo tanto esa pregunta en este momento que me resisto a contestarla, pero bien creo que ya es tiempo de comenzar a divagar un poco para resolver esa paradojica en este momento de mi vida. (me ve con cara de what y cejita torcida)

- Bueno, es a decir verdad una historia muy larga, viví cosas magníficas aquí no hace mucho, pa acabar pronto, necesitaba estar aquí. Y en unos días voy a hacer un viaje al norte, quiero llegar hasta Estonia.

- Orale que padrisisimooooo... y, dónde esta eso??

(Chirp, chirp)....

- Pues no muy cerca de aquí, pero tengo poco tiempo y muchas sonrisas para hacerlo.

- Y tú solo?? - Sip. :) - Oraleeee, yo llevo 6 meses aquí, me vine a estudiar un año aqui de mi carrera bla bla bla bla.... bueno me voy a sentar porque ya está que arranca esta maa.

- Yastas.


Lo interesante en realidad fue lo que sucedió a continuación después de ese escaso minuto de "introducción al mexicano exiliado". Ella venia con su galan parisino, presentándolo con su familia tradicional mexicanísima de corazón recién llegada, cultivadísima en donde mismo descubrieron el águila comiendose a la vivorita podría decir, incluso habría jurado que la señora era pariente de Frida Kalho por su estética y estilo; y a su lado, el padre de familia, un señor alto con un gran sombrero blanco tejido a mano del cual se jactaba, y con un aspecto bastante cuidado, de caracter noble y chistorete.


Platicaban de todo, pero básicamente trataban de romper el hielo, y yo solo me quedé quieto parado en la esquina del rer escuchando algo de su conversación en un intento frustrado por disimular mi media nalga descubierta (por romper mi pantalon en un ataque de ansiedad en vuelo por mi posicion sardina-fetal), y en gran parte también por no querer estar sentado ni un minuto más.


El frenchie no sabía ni una milésima cúbica de neurona de español, pero ella presumía lo contrario, decía a sus papas que él entendia perfecto, y fue muy gracioso observar todo ese primer impacto en un choque de culturas así, aun más cuando ni siquiera entendía el idioma mas que por señas y en general, un lenguaje kinestesico muy desarrado al tortillazo por parte de los parientes de la huerquita.


Los 2 padres le preguntaban cosas y él se limitaba a ver a su querer y luego regresarles la mirada con una sonrisa, en una que otra tuve que soltar la carcajada atorada. Fue una especie de introducción del galán francés de una forma poco habitual y convincente, donde los papás realmente se esforzaban por romper el hielo amenamente con incluso algunos chascarrillos mal pronunciados en francés, que bien al final valieron la pena.

A veces una sonrisa es lo único que se necesita para comunicarse expressamente y librarse de conjeturas de la vida y otros apuros. :)


Historias como esa se encuentran por todos lados aquí, a veces se ven, a veces no, a veces las vivimos, y a veces solamente alguien nos las cuenta. Y en cierta forma son evocadas muchas de las cosas que pasé aquí, en cada estación de metro, en la brasserie de la esquina, en esos jardines, pero es algo de lo que quizás hablaré más adelante cuando me de abasto para procesar cosas que aun no creo.


Por otra parte, en breve, Estrasburgo es La petite france, un pueblo chulérrimo limítrofe a 10 minutos con Alemania, donde cruza el río Rhin hasta más allá de Colonia, aquí se concentra mucha de la cultura del país, diría que es el Guadalajara de México, es parte de la región Alsacea antiguamente alemana, devastada también en tiempos de guerra y recuperada por Francia años más tarde, hoy patrimonio de la humanidad por la Unesco, antigua sede del Parlamento Europeo, y con una mezcla franco alemana bastante homogénea en su gente que es bastante agradable.

Y conste que todo eso me lo aprendí de memoria jojo.


* Ahh, y tiene una de las catedrales más grandes que vi en mi vida, pero dicen que la de Colonia es más grande, we'll see.


Muchas cosas faltan aun por ver, asi que vamos a peinar/patear esta ciudad como bien diría Esteban. À plus! :)